La historia de Nuria: una ingeniera que quería ser peluquera

Nuria junto a Albert, encargado del equipo en el centro

Mi nombre es Nuria Costa, tengo 48 años y soy ingeniera. Nací en un pequeño pueblo de Cataluña conocido por sus bodegas de vino y aceite. Allí crecí, entre naturaleza, antes de trasladarme a Girona para poder ejercer mi profesión. 

 

¡De pequeña quería ser peluquera! Pero con el tiempo me fui inclinando por las ciencias, ya que se me daban bien las matemáticas, la física y la química, así que decidí estudiar en la universidad. Primero opté por ingeniería química, y después cursé ingeniería mecánica con especialidad en estructuras de hormigón y acero. En la primera carrera éramos muchas mujeres, pero en la segunda solo cuatro. Aun así, tuve la suerte de contar con unos compañeros maravillosos con los que aún hoy conservo el contacto.

A lo largo de mi carrera he trabajado como jefa de obra en una constructora, coordinadora general del Colegio de Ingenieros de Girona, y como responsable de mantenimiento y urbanizaciones en un campo de golf. Desde 2018 formo parte de Sodexo como Facility Manager en uno de nuestros clientes del segmento Empresas.

Primeros pasos en Sodexo

Recuerdo perfectamente mi primer día en Sodexo. Llegué a la planta que gestiono con muchos nervios: el sitio es inmenso, y yo me sentía muy pequeña. Era un entorno nuevo, y el tipo de perfiles que tenía que gestionar también lo era. Pero poco a poco, con trabajo y dedicación, he ido encontrando mi lugar.

Mi día a día es intenso. Gestionamos los servicios de limpieza del centro con más de 30 operarios, además del mantenimiento de toda la planta: desde el gas y la alta tensión hasta sistemas contra incendios, pararrayos, grupos electrógenos o control de plagas. Trabajamos de lunes a domingo, en un horario muy amplio. Es un entorno exigente, pero muy enriquecedor.

Ser mujer en ingeniería

Mis primeros años en el mundo de la construcción fueron difíciles. Muchas personas no aceptan tener como responsable a una mujer. Fue un proceso de educar, de no ceder, de ganarme el respeto con esfuerzo y profesionalidad. Pero lo logré. Una vez te lo ganas, ya nadie te lo quita.

Afortunadamente, las cosas han cambiado. Hoy hay muchas más mujeres en la ingeniería, y eso es buenísimo. Hay que seguir dando visibilidad a las distintas salidas profesionales que ofrece esta carrera: no todo es obra y proyectos, hay caminos para todos los perfiles.

Mi mensaje para las nuevas generaciones es claro: no tengáis miedo. Esta profesión se adapta a cualquier persona que esté dispuesta a esforzarse. No hay límites. Lo importante es mantener la ilusión, superar los obstáculos y confiar en una misma. La ingeniería es tan amplia que siempre hay un lugar en el que se puede destacar.

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